Una vez más el Fiscal General de la República, Romeo Benjamín Barahona, ha recibido e incumplido sendas órdenes de la Honorable Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. En esta ocasión le ha reiterado que su actuar en el caso del licenciado Diego Balmore Escobar es contrario a lo normado en la Carta Magna y debe pagarle los salarios retenidos ilegalmente desde enero del 2010.
El 13 de abril del corriente año la Sala le determinó a dicho funcionario hacer efectivo ese desembolso y que informara, en un plazo de tres días hábiles, el cumplimiento de esa decisión. Tras las vacaciones de Semana Santa, dicho término venció el pasado martes 26 de abril. Barahona esperó hasta después del período de asueto para informar a la Sala, con el único e inhumano fin de prolongarle al licenciado Escobar su deteriorada situación económica individual y familiar.
Igualmente el Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, Óscar Humberto Luna, en marzo del presente año emitió nueva resolución confirmando la calidad de violador de derechos humanos del Fiscal General. Pese a ello, Barahona no acató las recomendaciones del Defensor del Pueblo por lo que se le pedirá una merecida censura pública.
El recién pasado 28 de febrero, el licenciado Escobar –víctima de los atropellos de quien debería garantizar el respeto de la legalidad en El Salvador– fue convocado a una reunión para comunicarle que su contrato ya no sería renovado, pese a que su relación laboral en la Fiscalía General de la República no es contractual. Su vínculo laboral emana de la Ley Orgánica de dicha institución. En el fondo, lo que busca el referido Fiscal General con esta medida es no darle cabal cumplimiento a lo ordenado por la Sala de lo Constitucional y el Procurador Luna.
En realidad, Barahona está desesperado; eso lo lleva a equivocarse una y otra vez en sus estrategias legales dentro de este caso. Ni él ni sus asesores han podido hacer nada frente a la contundencia de los alegatos del licenciado Escobar. El actual Fiscal General –quien debería ser el mejor protagonista en el combate a la impunidad y la superación de la violencia delincuencial– es el mismo que tantas reacciones negativas ha despertado por su deficiente trabajo; el mismo que, además de los problemas con la mencionada Sala y el Procurador Luna, también ha chocado con el Presidente de la República y las Naciones Unidas, así como con integrantes del cuerpo diplomático acreditado en el país.
Pareciera que Barahona no responde a los lineamientos que le establece la Constitución, sino a otros intereses. El mensaje es claro. Poco a poco los espacios se le van cerrando. La sociedad antera, junto al licenciado Escobar, deben exigirle que respete la legalidad y las instituciones. Si no, las mismas serán utilizadas para que así lo haga.
San Salvador, lunes 2 de mayo del 2011.
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