Luis Monterrosa
Director IDHUCA
Lo sabemos bien. Lo repiten los políticos, las
organizaciones, la Iglesia... casi todo mundo. Lastimosamente se dicen de
diente a labio.
La celebración de la Independencia es momento propicio para
recordarlo, pero sobre todo para desafiar a todo mundo a poner en acciones la
realidad de lo que decimos.
La juventud es uno de los grupos sociales cuyos derechos son
continuamente violados con la consiguiente pérdida de futuro y de esperanza;
conviven con pocas posibilidades en educación, en desarrollo humano, etc. que
permitan que efectivamente se constituyan ya en la realidad del futuro del país.
La juventud está en el centro del huracán. Un principio
básico del enfoque de transformación de conflictos dicen que deben participar
activamente todos los involucrados y afectados por el problema. Respecto lo que
hoy es el país, y mirando de cara al futuro de nuestro país, sin lugar a duda
la juventud debe tener el protagonismo necesario para discutir los grandes
problemas del país e incluso tomar las decisiones pertinentes.
Por tanto, es clave que las instituciones, sociedad civil y
estado, determinen como elemento procesual el desarrollo responsable del
protagonismo juvenil. Hace veinte años era rarísimo hablar de enfoque de género
en nuestros planes de trabajo. Ahora se va haciendo costumbre. De la misma
manera deberíamos poder incluir una perspectiva transversal del fortalecimiento
del protagonismo juvenil. Eso implica, abrir espacios, desarrollar la actitud
de escucha y diálogo, desarrollar un liderazgo comprometido con la fuerza que
dan las mayorías populares y con la civilización de la pobreza.
Entonces podremos cantar a todo pulmón:
“Saludemos la patria orgullosos
de hijos suyos podernos llamar”
Editorial 11 de
septiembre de 2014
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