(retomando el título del
Editorial de la UCA
del 20 de agosto del 2014)
Ponencia realizada por Arnaú Baulenas en el
Foro: “Situación de las juventudes en territorios estigmatizados por la
violencia” organizado por Plataforma Seguridad Juvenil Centroamericana en el
marco de la agenda Juventour 2014 "Contra la estigmatización de las juventudes".
Buenos días a todas y a todos, aprovecho para
saludar a mis compañeros y agradezco a la organización por habernos invitado a
participar en esta mesa.
Se nos pidió que desde IDHUCA hiciéramos una
caracterización de los procesos de seguimiento a casos de estigmatización
juvenil, es decir, intentar explicar aquellos elementos comunes que se dan
prácticamente en todos los casos de estigmatización juvenil.
Para esto, dividiré mi exposición en tres partes.
En primer lugar, quiero compartir con ustedes uno de los casos que desde IDHUCA
hemos vivido de cerca. En segundo lugar voy a explicarles las principales
irregularidades desde un punto de vista jurídico que ocurren en los procesos
que se siguen contra las personas jóvenes (básicamente desde el momento de la
detención hasta la celebración de la audiencia inicial), y para acabar voy a
realizar una reflexión final.
Entrando propiamente en la primera parte voy a
compartir con ustedes el caso de la captura de cuatro jóvenes en la Comunidad Las Palmas
de San Salvador.
El 9 de julio del presente año se publicó en los
medios de comunicación que la Policía Nacional Civil había capturado a cuatro
supuestos pandilleros en la
Comunidad Las Palmas. Según la versión oficial y el titular
que se manejó en los medios fue que mareros de Las Palmas estaban haciendo entrenamiento
militar nocturno en una cancha a menos de 500 metros del Estado
Mayor Conjunto de la Fuerza
Armada de El Salvador (FAES).
Uno de los cuatro jóvenes fue Alvin Alexander
Carreño Méndez. Si bien a continuación haré referencia a él, lo cierto es que
él es uno de las tantas personas jóvenes que han sido capturadas por el simple
hecho de estar en la calle en una comunidad conflictiva o por su apariencia
física sin más razón.
Alvin es un joven que está cursando la carrera de
Administración de Empresas en la Universidad Tecnológica
de El Salvador, habiendo terminado en julio su 4º ciclo de estudio y para
poderse financiar la matrícula trabajaba como ayudante de mesero en un
restaurante. Además, forma parte de una congregación religiosa.
Alvin vive en la Comunidad Las Palmas
y la noche del martes 8 de julio se encontraba justo delante de su casa
hablando por el celular con una amiga (hay una prueba fehaciente que así es à consta en el registro
de llamadas de la compañía telefónica). De repente vio llegar a dos policías
quienes empezaron a gritarle que dejara su celular, lo tiraron al suelo, lo
esposaron y cuando lo levantaron le dieron una patada en el pecho y se lo
llevaron a la camioneta sin dar ninguna explicación. Alvin les pidió si podía
avisar a su mamá que estaba en la casa, es decir a escasos metros, sin embargo
no se lo permitieron.
En la camioneta ya había otro chico (Daniel
Antonio Constanza). Después llegaron dos más. En ningún momento vieron ningún
arma más allá de las que llevaban los Policías.
Ahí revisaron su documentación, y nos contó, que
cuando vieron que era estudiante y que estaba trabajando, el policía que lo
estaba custodiando le puso las llaves a las esposas para dejarlo libre, sin
embargo no fue así porqué llegó otro policía y le dijo que ¿por qué? lo dejaba
libre y no permitió que se fuera.
En el momento de la detención estaba haciendo
interciclo en la universidad y le faltaban dos semanas para terminarlo.
Trabajaba de viernes a domingo. No le explicaron el por qué le detuvieron.
Alvin lleva desde el 9 de julio en las bartolinas
pues se entendió por parte de las instancias judiciales que no procedía dejarlo
en libertad o cuanto al menos en libertad condicionada.
Lamentablemente, el caso de Alvin y de los otros
tres jóvenes de la
Comunidad Las Palmas no es un caso aislado. Cuando uno leía
los medios, que entiendo que lo único que hacían era informar de la versión que
les había dado la policía, se decía que en el momento de los hechos los cuatro
chicos estaban juntos en medio de la cancha de fútbol y que tenían dos armas.
Sin embargo esto es una historia paralela muy
alejada de la realidad. Lo cierto es que los jóvenes no estaban juntos, ni tan
siquiera formaban parte del mismo grupo de amigos y ni mucho menos estaban
manejando un arma. Alvin nos dijo que en ningún momento vio ninguna otra arma
más allá de las que tenían los policías.
Ante esta realidad que como dije no es aislada y
hay varios casos donde se ha capturado personas jóvenes por el simple hecho de
estar por la calle en una comunidad conflictiva, hemos podido detectar como
mínimo cinco aspectos comunes en todo este tipo de procesos y que se deben de
mencionar. Entrando así en la segunda parte, que les comentaba antes, de las
irregularidades jurídicas:
1. En primer lugar, en la mayoría de los casos la
detención de estas personas jóvenes es ilegal. Y es ilegal porque la policía no
llega ni con una orden judicial ni con una orden de la Fiscalía y tampoco los
agarra en flagrancia. Estar hablando por el celular hasta el día de hoy no es
ningún delito. El hecho de estar por la calle a ciertas horas de la noche no es
ningún delito. Y si la persona en cuestión no está haciendo nada más que andar
tranquilamente, como máximo se le puede pedir que se identifique, salvo que se
tenga una orden específica de detención. Pero por lo general no es el caso.
2. En segundo lugar y otra característica común
son las agresiones recibidas. Me pregunto el ¿por qué estas personas jóvenes
deben recibir golpes por parte de las autoridades?. Soy consciente que la
realidad es compleja y que la
Policía muchas veces está en situación de riesgo y que el
empleo de la fuerza en algunos casos es necesaria, pero NO en éste tipo de
casos donde estos jóvenes lo único que están haciendo es intentar vivir.
3. En tercer lugar, es un derecho básico del
imputado, y de forma especial del detenido (artículo 82 Código Procesal Penal)
informarle de las razones de su detención. En la mayoría de los casos tampoco
se hace y puede que no se haga porque no exista razón alguna de su detención.
Es lógico que no se informe si no se sabe el por qué se le está deteniendo.
Además, en este mismo momento, ¿por qué? por
ejemplo, no le permiten a Alvin que avise a su mamá. Es otro derecho básico y
en la mayoría de los casos también es violado.
Otro aspecto importante es ¿por qué? se realizan
diligencias sin poder ser asistido y defendido por un abogado. La Constitución de la República de El Salvador
en su artículo 12 es clara, sin embargo, tampoco se respeta este precepto
constitucional.
Por tanto, como se puede ver, ya en la fase
inicial del proceso, se parte de una detención ilegal que sigue con un conjunto
de violaciones a los derechos básicos consagrados tanto por la Constitución como por
las otras leyes.
No podemos convertir estos derechos en
privilegios, y más, en procesos seguidos contra personas jóvenes que son
absolutamente inocentes.
Finalmente y para terminar esta segunda parte,
otra de las características comunes que hemos podido detectar, es que parece
que por momentos desaparece el principio de presunción de inocencia para
convertirlo en el principio de presunción de culpabilidad.
Y digo esto, porque, en la audiencia inicial –que
tiene por finalidad determinar si existe el delito, si la persona es la
supuesta culpable, si amerita imposición de medidas–, por regla general a
estos jóvenes se les impone la detención provisional. Lo que debería ser algo
subsidiario y extraordinario, pasa a ser lo común. En muchas ocasiones ni tan
siquiera hay la debida justificación que se exige por ley del por qué se impone
la detención provisional.
Y lo más grave son las consecuencias. Las
consecuencias son que chicos como Alvin no pueden seguir sus estudios, no
pueden seguir formándose. Pierden el trabajo y por tanto su autonomía. Pero lo
peor, muchas veces pierden la ilusión para seguir viviendo en este país.
Finalmente me gustaría terminar con una
reflexión. El miércoles 20 de agosto, el título del editorial de la UCA decía JUVENTUD SIN FUTURO,
UN PAÍS SIN FUTURO. No puedo estar más de acuerdo. No podemos seguir
criminalizando a las personas jóvenes por el mero hecho de vivir en una
comunidad conflictiva o por su forma de vestir. Las y los jóvenes son, somos,
el futuro del país y a quienes desde ahora nos toca empezar a construir y a
regenerar el país.
Algunos piensan que construir un país es cosa de
gente mayor pero se equivocan. Como jóvenes es nuestra responsabilidad y me
atrevería a decir nuestra ilusión.
Por tanto, les quiero animar a que no duden en
formarse y estar lo mejor preparados para que sean ustedes quienes lleven las
riendas del país. No se dejen intimidar, luchen por lo que quieren, mantengan
una posición activa desde cualquier ámbito. Y sobre todo, no callen ante la
injusticia.
Tienen el deber y creo que la obligación moral de
denunciar aquellos casos, como puede ser el Caso de Alvin y de muchas otras
persona jóvenes que se les ha privado de sus derechos de forma arbitraria e
injusta. Desde las organizaciones sociales, y cuanto al menos desde el IDHUCA,
tienen y van a tener nuestro apoyo.
Frustrar el sueño de la juventud es condenar al
país. No permitir que una persona joven esté en libertad y por tanto no pueda
acudir a la universidad y no pueda seguir formándose es hacer un país más
pobre.
Por tanto, los jóvenes como la gente adulta
debemos denunciar aquellos casos que persiguen la criminalización de los
jóvenes y todos debemos tener una posición activa para que podamos avanzar
hacia el futuro.
No puede ser que la juventud tenga miedo de salir
a la calle, de reunirse en una cancha para jugar al fútbol o simplemente miedo
a vivir tranquilamente. Más aun, cuando el miedo es a las autoridades y no a
los grupos violentos que habitan en sus comunidades.
Termino, pero antes quiero aprovechar la ocasión
para pedir a las autoridades rigurosidad y estricto cumplimiento de la ley. Que
no olviden que muchos de estos y estas jóvenes inocentes son el futuro del
país.
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