jueves, 7 de mayo de 2015

Giuliani y las apuestas en seguridad



¿Hay realmente algo nuevo en el discurso de Giuliani? En realidad no: es más de lo mismo del discurso manodurista, una estrategia que deberíamos tener clara que no da resultado reales frente al problema de la seguridad, aunque es redituable en términos políticos. Esto lo sabemos  por experiencia propia de los quinquenios de Flores y Saca, pero también está recogido por innumerables especialistas sobre la materia y sobre todo por un principio básico de la lógica de la violencia. Esta lógica dice que violencia trae más violencia. Seguir los pasos de Giuliani es predecir niveles más altos de violencia en el futuro inmediato.
Vale la pena aún así comentar dos cosas en este contexto Giulianesco. Innumerables voces han entonado alabanzas a las propuestas, aun y cuando nada de lo dicho es nuevo. Se habla incluso del interés del gobierno por contratarle como asesor.  Pero ¿dónde quedó todo aquel esfuerzo que bajo la conducción del PNUD se hizo en el segundo semestre del 2014 para articular aquella propuesta de El Salvador Seguro? Se botará ahora para dar paso a la versión Giuliani. Una cosa importante que hay que destacar es que la apuesta de Giuliani es en seguridad: pero eso no va a resolver la violencia porque no se enfoca en su prevención. Recordemos: no es lo mismo prevenir la violencia que prevenir el delito. Lo lamentable es que el discurso cautivador del consultor newyorkino está condenando al olvido todo el esfuerzo de la consulta en prevención para apostar a la represión. Después de esto ¿creerá alguien cuando sea convocado a consulta a algún tipo de Consejo, especialmente al flamante Consejo de Seguridad y Convivencia? ¿Estará pronto a desaparecer este Consejo si no es que acaso ya estamos de duelo por ello?
En segundo lugar, hay que ser honestos y decir que en parte sí hay algo nuevo en el discurso de Giuliani. En realidad fue un discurso de ventas. Toda la apuesta gira alrededor de: compren tecnología de punta como medida de seguridad. No debería sorprendernos si luego nos enteramos que Giuliani es accionista o representante de algún consorcio o empresa de seguridad norteamericana interesada en que el estado compre sus productos. Esta ha sido práctica común en diversos ámbitos de las relaciones internacionales. Después de todo, para algunos en particular el problema de la violencia y la seguridad no es un problema humano, sino un asunto empresarial. Y como bien sabemos por lo que vemos de las agencias de seguridad nacionales, es un buen negocio.
Otra vez, el derecho humano a la seguridad queda no ya para que pueda ser exigido y garantizado para todos y todas, sino sólo para aquellos que puedan pagarlo.


Luis Monterrosa

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