martes, 12 de mayo de 2015

Monseñor Romero, la represión y la violencia



Monseñor Romero fue declaro mártir in odium fidei: aquellos que le mataron y que acuerparon su asesinato lo hicieron por odio a la fe que declaraba Monseñor Romero. Por eso hay que tener muchísimo cuidado con la sempiterna tentación de convertir al mercado a Monseñor Romero. Es lo más terrible que le pueda ocurrir a un profeta: que su vida, obra y pensamiento sea trastocado, su crítica olvidada, su figura descontextualizada.
Uno de los mensajes clave de Monseñor Romero fue el de exigir el cese de la represión contra las mayorías populares que exigían justicia y respeto por sus derechos. La represión no es más que el uso institucional de la violencia que por más institucional y oficial que sea, sigue siendo violencia. En ese entonces, los cuerpos de seguridad, es decir Guardia Nacional, Policía de Hacienda y Policía Nacional, en coordinación con las Fuerzas Armadas era el eje y hechor fundamental de la represión.
Hoy en día presenciamos la tentación de volver a usos represivos de parte de la Fuerza Armada y de la Policía Nacional Civil (¡que tantas veces olvida que es civil!). El prestigio y respeto que la Fuerza Armada ha ganado desde 1992 por su cumplimiento de los acuerdos post-conflicto, corren ahora el riesgo de deteriorarse por incrementar sus tareas de seguridad pública. Debemos recordar aquí dos cosas: (1) La fuerza armada no es la solución y (2) los problemas sociales requieren respuestas sociales.
Estamos al borde de revivir un clima represivo ahora de parte de la Policía Nacional Civil y de la Fuerza Armada. Por supuesto que hay que prevenir y perseguir el delito, pero hay que hacerlo de manera inteligente. Los métodos represivos, que terminan siempre persiguiendo inocentes y que puede ser fuente de abuso e irrespeto de los derechos humanos, nunca han resuelto nada.
En los últimos meses hemos conocido de diversas masacres realizadas por personal uniformado que desarrolla sus operaciones de una forma ordenada; algunas veces las imágenes evidencian que no ha habido enfrentamiento sino más bien ajusticiamiento. Están los acontecimientos de Zacatecoluca, Jucuarán o la represión policial contra estudiantes en Sonsonate
Debemos por tanto elevar la voz junto con Romero para encender nuestras alarmas y decir “cese la represión” mientras exigimos soluciones sociales a problemas sociales.

(Bajate la imagen aquí y sumáte a la campaña electrónica)

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