miércoles, 27 de enero de 2010

El IDHUCA expresa su profunda preocupación por las diversas manifestaciones de la inseguridad y la violencia en el país, durante los primeros días del 2010. Esta situación se agrava cada vez más y las instituciones encargadas de garantizar la seguridad pública han sido incapaces de frenar las muertes, las extorsiones, los robos, los secuestros y las demás acciones criminales. El aumento de los militares en las ciudades y el campo con más funciones que antes en este ámbito, no ha rendido los frutos ofrecidos; al contrario, las granadas y otras armas de uso privativo de la Fuerza Armada están siendo usadas para asesinar y aterrorizar a la gente.

En este contexto merecen particular atención las amenazas al procurador para la defensa de los derechos humanos, Óscar Humberto Luna. El autodenominado “Grupo de exterminio antidelincuencial” le dio 48 horas para abandonar el país y anunció que empezará a asesinar delincuentes.

También ese debe condenar la ejecución de Victoriano Abel Vega, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Alcaldía Municipal de Santa Ana (SITRAMSA). En un país donde muere violenta y dolorosamente un promedio de trece personas diarias y donde los homicidios por cada cien mil habitantes superan los setenta y cinco, se produce este hecho criminal en medio de una especial coyuntura dentro del sector público; coyuntura marcada por numerosos despidos y abundantes denuncias de violaciones de derechos laborales. En ese marco los liderazgos sindicales han jugado un rol determinante para hacer frente a los abusos y arbitrariedades, entre los que se destacó el de Victoriano Vega.

Frente a estas situaciones, el IDHUCA:

1. DEMANDA a las autoridades garantizar la integridad y la vida del procurador Luna y su familia, investigar el origen de las amenazas en su contra, ubicar a los responsables y sancionarlos ejemplarmente. Ante la grave situación delincuencial, es preciso que la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos realice su labor sin presiones como estas, para que pueda garantizar que en el desarrollo de las tareas de seguridad pública no se atropellen los derechos de la gente.

2. CONDENA el asesinato de Victoriano Abel Vega y emplaza tanto a la Policía Nacional Civil como a la Fiscalía General de la República, para que lo investiguen y esclarezcan a fin de que sus responsables sean procesados y sancionados como manda la ley.

3. EXHORTA al Presidente de la República, a las y los diputados así como a la judicatura para que promuevan ya las acciones necesarias tendientes a que la salvadoreña se convierta en una sociedad libre de armas; a incrementar el número, las capacidades y la tecnificación del personal encargado de la seguridad pública; a dotar al país del Instituto de Investigación Científica del Delito y a profundizar la depuración institucional. Todo ello, como parte de una política pública integral en la lucha frontal contra todo tipo de impunidad.

4. EXIGE se respete los derechos laborales de las personas que son parte del sector público, en todos los órganos y entidades de gobierno. Deben cesar los despidos arbitrarios así como los atropellos en perjuicio de los trabajadores y las trabajadoras. Nada justifica que se irrespete el debido proceso; por eso, se debe asegurar su derecho de audiencia y el resto de garantías procesales. Actualmente existen vacíos legales que perjudican a quienes se encuentran en una situación de vulnerabilidad en materia de estabilidad laboral, de los cuales se aprovechan quienes los destituyen.

San Salvador, 25 de enero de 2010.

viernes, 15 de enero de 2010

HILAR LA HISTORIA: EXHUMACIONES EN ARCATAO


El Juzgado de Paz de Arcatao y la Fiscalía General de la República de Chalatenango aprobaron que este lunes 18 de enero el Centro de Derechos Humanos Bartolomé de Las Casas, el Equipo Comunitario de Antropología Forense de Guatemala, el IDHUCA y el Comité de víctimas de violaciones de derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado en Arcatao, Chalatenango, exhumen los restos de −al menos− nueve personas ejecutadas en Cerro Grande, Los Dubones y el Sitio, y que permanecen sepultadas en fosas clandestinas.

Este acto de justicia y dignificación se realizará dos días después de conmemorarse dieciocho años de la firma del Acuerdo de Chapultepec, al final del enfrentamiento armado. Desde entonces, no se han deducido responsabilidades por esta masacre; al contrario, de manera sistemática las autoridades se han negado a buscar la verdad e impartir justicia. En ese marco de impunidad, estos procesos permiten a las víctimas procesar su duelo y conocer qué pasó con sus seres queridos, enterrarlos dignamente y tener más argumentos para exigirle a las instituciones cumplir su mandato constitucional.

En Chalatenango se hará un estudio criminológico para establecer las causas de la muerte de estas personas, el tipo de heridas en su cuerpo, el proceder de sus victimarios y la clase de armamento utilizado para ejecutarlas.

Estas acciones deberían ser impulsadas o acompañadas por el Estado, propiciando que las víctimas ocupen su lugar: el de las mejores y más dignas protagonistas de la historia salvadoreña. Además, deben servir como base para un verdadero proceso de reparación y conciliación de la sociedad. Es necesario que, de ahora en adelante, se conozca la verdad y se reconozca la honradez y el valor de las víctimas.

San Salvador, 15 de enero del 2010.