Monseñor Romero fue declaro mártir in odium fidei: aquellos que le mataron
y que acuerparon su asesinato lo hicieron por odio a la fe que declaraba
Monseñor Romero. Por eso hay que tener muchísimo cuidado con la sempiterna
tentación de convertir al mercado a Monseñor Romero. Es lo más terrible que le
pueda ocurrir a un profeta: que su vida, obra y pensamiento sea trastocado, su
crítica olvidada, su figura descontextualizada.
Uno de los mensajes clave de Monseñor Romero
fue el de exigir el cese de la represión contra las mayorías populares que
exigían justicia y respeto por sus derechos. La represión no es más que el uso
institucional de la violencia que por más institucional y oficial que sea,
sigue siendo violencia. En ese entonces, los cuerpos de seguridad, es decir
Guardia Nacional, Policía de Hacienda y Policía Nacional, en coordinación con
las Fuerzas Armadas era el eje y hechor fundamental de la represión.
Hoy en día presenciamos la tentación de volver a
usos represivos de parte de la Fuerza Armada y de la Policía Nacional Civil (¡que
tantas veces olvida que es civil!). El prestigio y respeto que la Fuerza Armada
ha ganado desde 1992 por su cumplimiento de los acuerdos post-conflicto, corren
ahora el riesgo de deteriorarse por incrementar sus tareas de seguridad
pública. Debemos recordar aquí dos cosas: (1) La fuerza armada no es la
solución y (2) los problemas sociales requieren respuestas sociales.
Estamos al borde de revivir un clima represivo ahora
de parte de la Policía Nacional Civil y de la Fuerza Armada. Por supuesto que
hay que prevenir y perseguir el delito, pero hay que hacerlo de manera
inteligente. Los métodos represivos, que terminan siempre persiguiendo
inocentes y que puede ser fuente de abuso e irrespeto de los derechos humanos,
nunca han resuelto nada.
En los últimos meses hemos conocido de diversas
masacres realizadas por personal uniformado que desarrolla sus operaciones de
una forma ordenada; algunas veces las imágenes evidencian que no ha habido
enfrentamiento sino más bien ajusticiamiento. Están los acontecimientos de
Zacatecoluca, Jucuarán o la represión policial contra estudiantes en Sonsonate
Debemos por tanto elevar la voz junto con
Romero para encender nuestras alarmas y decir “cese la represión” mientras
exigimos soluciones sociales a problemas sociales.
(Bajate la imagen aquí y sumáte a la campaña electrónica)
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