1. Violencia. Ante el clima de violencia y de amenaza
mutua pandilleros – policía / ejército, en un contexto más de manodurismo, diría
que esa no es la manera apropiadas para enfrentar los problemas sociales: ante una orden de matar, se debe decir no.
Se procurar buscar medidas sensatas. De nada sirven las reformas, si se sigue
reprimiendo.
2. Desigualdad. Un informe reciente de OXFAM sobre
la desigualdad en El Salvador indica que 160 millonarios concentran una
riqueza que equivale al 87% de la producción nacional. Para 2013, el
20% de la población más rica concentró el 48.4% de la riqueza, mientras el 20%
más pobre tan sólo recibió el 4.9%. Estas son cifras escandalosas. Son
pecaminosas. El país necesita una seria transformación de fondo.
3. Los Pobres. Nuestro país sólo tendrá sentido “cuando el pobre crea en el pobre” y
deje de creer promesas de campaña; cuando la Iglesia mantenga permanentemente
su espíritu de conversión y vea el mundo con los ojos misericordiosos de Jesús y
proclame la buena noticia a los pobres. No
se lee igual el evangelio en una choza que en un palacio.
4. La celebración. Su fiesta tiene que haber sido
sobre todo una fiesta popular… una larga mesa con manteles largo que dijo
Rutilio en una homilía. Monseñor Romero, que se negó a asistir a la toma de
posesión del General Romero porque como acto político – diplomático se
pretendía percibir el respaldo de la Iglesia al régimen autoritario que venía
desde los años 30. El acto de
beatificación puede ser todo menos un acto político – diplomático.
5. La Iglesia. La Iglesia es una iglesia de los
pobres. Esto no es expresión ideológica de nada. Es puro evangelio: “bienaventurados
los pobres…”; “pasa más fácil un camello por el ojo de una aguja…”. Esto supone
no perder el talante profético: “yo no puedo callar, no puedo ser indiferente”.
La injusticia se denuncia y una labor importante de la Iglesia es la denuncia
profética. ¡qué vamos a hacer si se calla el cantor!
6. Reconciliación.
Efectivamente hay un mensaje de reconciliación en Monseñor Romero. Pero esta
pasa por la verdad, la justicia, la misericordia y la paz. No se trata de un
timorato borrón y cuenta nueva con un intento de hacer amigos cerrando los
ojos. La reconciliación supone un proceso de encuentro con la verdad y la
justicia para hacer la paz con misericordia.
7. Todo supone una lógica
distinta. Cuando se dijo “mi
reino no es de este mundo” se dice también que la manera de entender y
hacer las cosas es totalmente distinta. Es la lógica del reverso de la
historia, la lógica de los pobres, la lógica de la civilización de la pobreza
contra la civilización del capital. Esto suele ser incómodo, porque la verdad
es incómoda.
Luis Monterrosa
25 de mayo de 2015