lunes, 25 de mayo de 2015

Siete puntos desde Monseñor Romero, Beato de El Salvador



1. Violencia. Ante el clima de violencia y de amenaza mutua pandilleros – policía / ejército, en un contexto más de manodurismo, diría que esa no es la manera apropiadas para enfrentar los problemas sociales: ante una orden de matar, se debe decir no. Se procurar buscar medidas sensatas. De nada sirven las reformas, si se sigue reprimiendo.
2. Desigualdad. Un informe reciente de OXFAM sobre la desigualdad en El Salvador indica que 160 millonarios  concentran una riqueza que equivale al 87% de la producción nacional. Para 2013, el 20% de la población más rica concentró el 48.4% de la riqueza, mientras el 20% más pobre tan sólo recibió el 4.9%. Estas son cifras escandalosas. Son pecaminosas. El país necesita una seria transformación de fondo.
3. Los Pobres. Nuestro país sólo tendrá sentido “cuando el pobre crea en el pobre” y deje de creer promesas de campaña; cuando la Iglesia mantenga permanentemente su espíritu de conversión y vea el mundo con los ojos misericordiosos de Jesús y proclame la buena noticia a los pobres. No se lee igual el evangelio en una choza que en un palacio.
4. La celebración. Su fiesta tiene que haber sido sobre todo una fiesta popular… una larga mesa con manteles largo que dijo Rutilio en una homilía. Monseñor Romero, que se negó a asistir a la toma de posesión del General Romero porque como acto político – diplomático se pretendía percibir el respaldo de la Iglesia al régimen autoritario que venía desde los años 30. El acto de beatificación puede ser todo menos un acto político – diplomático.
5. La Iglesia. La Iglesia es una iglesia de los pobres. Esto no es expresión ideológica de nada. Es puro evangelio: “bienaventurados los pobres…”; “pasa más fácil un camello por el ojo de una aguja…”. Esto supone no perder el talante profético: “yo no puedo callar, no puedo ser indiferente”. La injusticia se denuncia y una labor importante de la Iglesia es la denuncia profética. ¡qué vamos a hacer si se calla el cantor!
6. Reconciliación. Efectivamente hay un mensaje de reconciliación en Monseñor Romero. Pero esta pasa por la verdad, la justicia, la misericordia y la paz. No se trata de un timorato borrón y cuenta nueva con un intento de hacer amigos cerrando los ojos. La reconciliación supone un proceso de encuentro con la verdad y la justicia para hacer la paz con misericordia.
7. Todo supone una lógica distinta. Cuando se dijo “mi reino no es de este mundo” se dice también que la manera de entender y hacer las cosas es totalmente distinta. Es la lógica del reverso de la historia, la lógica de los pobres, la lógica de la civilización de la pobreza contra la civilización del capital. Esto suele ser incómodo, porque la verdad es incómoda.

Luis Monterrosa
25 de mayo de 2015

jueves, 21 de mayo de 2015

COMUNICADO DEL CONSEJO APOSTÓLICO NACIONAL DE GUATEMALA PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESUS

Resultado de imagen de protestas GuatemalaLas instituciones y las personas que trabajamos y colaboramos con la Compañía de Jesús en
Guatemala,  manifestamos nuestro apoyo a los clamores  que la diversidad de los pueblos
guatemaltecos expresan, a través de las movilizaciones en las ciudades y en el campo.
Estas  movilizaciones  son  signos  de  esperanza,  expresan  los  anhelos  de  una  sociedad
distinta,  activa,  donde  el  ejercicio  de  la  ciudadanía  sea  una  realidad  permanente.  Esas expresiones  adquieren  más  legitimidad  cuando  provienen  de  los  diferentes  pueblos, orígenes  y  religiones; todas articuladas bajo similares propósitos.  Es importante que esos espacios prosigan y logren articular a más expresiones y sus propias demandas. Está visto que ha llegado el momento para que el gran objetivo sea promover una  sociedad para  el  Buen Vivir: “Yo (Jesús) vine para que tengan vida, y la tengan en plenitud” (Jn 10,10)








martes, 12 de mayo de 2015

Monseñor Romero, la represión y la violencia



Monseñor Romero fue declaro mártir in odium fidei: aquellos que le mataron y que acuerparon su asesinato lo hicieron por odio a la fe que declaraba Monseñor Romero. Por eso hay que tener muchísimo cuidado con la sempiterna tentación de convertir al mercado a Monseñor Romero. Es lo más terrible que le pueda ocurrir a un profeta: que su vida, obra y pensamiento sea trastocado, su crítica olvidada, su figura descontextualizada.
Uno de los mensajes clave de Monseñor Romero fue el de exigir el cese de la represión contra las mayorías populares que exigían justicia y respeto por sus derechos. La represión no es más que el uso institucional de la violencia que por más institucional y oficial que sea, sigue siendo violencia. En ese entonces, los cuerpos de seguridad, es decir Guardia Nacional, Policía de Hacienda y Policía Nacional, en coordinación con las Fuerzas Armadas era el eje y hechor fundamental de la represión.
Hoy en día presenciamos la tentación de volver a usos represivos de parte de la Fuerza Armada y de la Policía Nacional Civil (¡que tantas veces olvida que es civil!). El prestigio y respeto que la Fuerza Armada ha ganado desde 1992 por su cumplimiento de los acuerdos post-conflicto, corren ahora el riesgo de deteriorarse por incrementar sus tareas de seguridad pública. Debemos recordar aquí dos cosas: (1) La fuerza armada no es la solución y (2) los problemas sociales requieren respuestas sociales.
Estamos al borde de revivir un clima represivo ahora de parte de la Policía Nacional Civil y de la Fuerza Armada. Por supuesto que hay que prevenir y perseguir el delito, pero hay que hacerlo de manera inteligente. Los métodos represivos, que terminan siempre persiguiendo inocentes y que puede ser fuente de abuso e irrespeto de los derechos humanos, nunca han resuelto nada.
En los últimos meses hemos conocido de diversas masacres realizadas por personal uniformado que desarrolla sus operaciones de una forma ordenada; algunas veces las imágenes evidencian que no ha habido enfrentamiento sino más bien ajusticiamiento. Están los acontecimientos de Zacatecoluca, Jucuarán o la represión policial contra estudiantes en Sonsonate
Debemos por tanto elevar la voz junto con Romero para encender nuestras alarmas y decir “cese la represión” mientras exigimos soluciones sociales a problemas sociales.

(Bajate la imagen aquí y sumáte a la campaña electrónica)

jueves, 7 de mayo de 2015

Giuliani y las apuestas en seguridad



¿Hay realmente algo nuevo en el discurso de Giuliani? En realidad no: es más de lo mismo del discurso manodurista, una estrategia que deberíamos tener clara que no da resultado reales frente al problema de la seguridad, aunque es redituable en términos políticos. Esto lo sabemos  por experiencia propia de los quinquenios de Flores y Saca, pero también está recogido por innumerables especialistas sobre la materia y sobre todo por un principio básico de la lógica de la violencia. Esta lógica dice que violencia trae más violencia. Seguir los pasos de Giuliani es predecir niveles más altos de violencia en el futuro inmediato.
Vale la pena aún así comentar dos cosas en este contexto Giulianesco. Innumerables voces han entonado alabanzas a las propuestas, aun y cuando nada de lo dicho es nuevo. Se habla incluso del interés del gobierno por contratarle como asesor.  Pero ¿dónde quedó todo aquel esfuerzo que bajo la conducción del PNUD se hizo en el segundo semestre del 2014 para articular aquella propuesta de El Salvador Seguro? Se botará ahora para dar paso a la versión Giuliani. Una cosa importante que hay que destacar es que la apuesta de Giuliani es en seguridad: pero eso no va a resolver la violencia porque no se enfoca en su prevención. Recordemos: no es lo mismo prevenir la violencia que prevenir el delito. Lo lamentable es que el discurso cautivador del consultor newyorkino está condenando al olvido todo el esfuerzo de la consulta en prevención para apostar a la represión. Después de esto ¿creerá alguien cuando sea convocado a consulta a algún tipo de Consejo, especialmente al flamante Consejo de Seguridad y Convivencia? ¿Estará pronto a desaparecer este Consejo si no es que acaso ya estamos de duelo por ello?
En segundo lugar, hay que ser honestos y decir que en parte sí hay algo nuevo en el discurso de Giuliani. En realidad fue un discurso de ventas. Toda la apuesta gira alrededor de: compren tecnología de punta como medida de seguridad. No debería sorprendernos si luego nos enteramos que Giuliani es accionista o representante de algún consorcio o empresa de seguridad norteamericana interesada en que el estado compre sus productos. Esta ha sido práctica común en diversos ámbitos de las relaciones internacionales. Después de todo, para algunos en particular el problema de la violencia y la seguridad no es un problema humano, sino un asunto empresarial. Y como bien sabemos por lo que vemos de las agencias de seguridad nacionales, es un buen negocio.
Otra vez, el derecho humano a la seguridad queda no ya para que pueda ser exigido y garantizado para todos y todas, sino sólo para aquellos que puedan pagarlo.


Luis Monterrosa